Escucho con frecuencia lo complicado que pueden llegar a ser las relaciones interpersonales. Luego de conocer en diferentes ámbitos a muchas personas, me encuentro con diferentes historias en las que predomina la forma en que percibimos o no el amor, y es que siempre aunque no lo queramos estamos llenos de expectativas.
La influencia de los estereotipos con los que vamos creciendo, van generando nuestras creencias acerca de lo que las relaciones interpersonales “deberían” ser. Formamos expectativas desde niños en cuanto a la aceptación y reconocimiento que queremos sentir de nuestro entorno, de las personas a nuestro alrededor.
Poco a poco vamos aprendiendo que a través de las relaciones que tenemos, reconocemos también el amor propio, siendo este nuestro primer error.
Yo creo que la base de toda relación interpersonal está íntimamente ligada a nuestra propia definición de amor, y ésta depende entonces de nuestras experiencias. Pero bueno, tampoco quiero decir con esto que el Amor es un concepto, creo que más bien es una acción, que bien aplicada nos genera felicidad.
El problema es cuando a este sentimiento tan puro, lo comenzamos a racionalizar, condicionando su construcción en base a la influencia social, creyendo que debe darse de determinada manera, llevándonos a la búsqueda de control y manipulación, que como consecuencia trae consigo la perdida de equilibrio, bienestar y armonía.
Entonces, lo importante es aprender a construir conscientemente el amor desde nuestro interior, practicándolo en primer lugar con nosotros mismos, respetando nuestros sueños, intereses, gustos. Siendo tolerante ante nuestros errores, ya que no hay voz más dura que la nuestra.
Si practicáramos día a día el amarnos, aceptarnos, tratarnos con respeto y cariño, esto sería un parteaguas de lo que a nuestro alrededor podemos generar.
Lo importante es decidir dejar atrás las suposiciones, las creencias limitantes, el miedo, el sufrimiento. Ya que en muchas ocasiones lo elegimos de manera automática, sin cuestionar o valorar todo lo hermoso que hay a tu alrededor, pero más aún todo lo hermoso que eres tú.
En un día normal, es más frecuente escuchar mencionar aquello que no nos hace feliz, aquello por lo que no nos sentimos valorados, justificaciones por las cuales tampoco amamos nosotros, razones por las cuales seguimos actuando egoístamente para no arriesgarnos a ser lastimados, o por las cuales damos de más con tal de recibir un poco de amor.
Pero hoy quisiera que reflexionaras y asumieras una gran verdad, que yo sé la sabes, pero poco la practicamos.
El amor y la felicidad solo pueden provenir de tu interior. Solo puedes experimentar la felicidad de cada momento, como resultado del amor que tu mism@ te brindas. No hay una persona que pueda hacerte feliz, que pueda hacerte sentir totalmente amad@, si tú no te amas.
Es por ello que te invito a contestar a las siguientes preguntas:
- ¿Tú que tanto te amas?
- ¿Cómo practicas el amor propio?
- ¿Qué es lo que piensas de ti mism@ cuando te miras al espejo?
- ¿Te es fácil tomar decisiones?
- ¿Qué de tu vida te hace sentirte orgullos@?
- ¿Cómo sientes que es la gente contigo?
- ¿Cómo te sientes en relación a la mayoría de la gente? (inferior, igual, superior)
- ¿Que tan importante crees que es tu opinión?
- ¿Evades o enfrentas tus problemas? ¿Cómo solucionas?
- ¿Consideras importante las opiniones de los demás?
- ¿Que tan seguido sientes temor al rechazo?
- ¿Que tan seguido haz abandonado sueños e intereses por darle gusto a los demás?
Al contestar sinceramente estas preguntas, ¿de qué puedes darte cuenta?
A veces solo es cuestión de dar un alto, reflexionar y retomar el camino hacia donde queremos llegar.
¡¡Nosotros somos los encargados de hacer de esta vida una experiencia maravillosa!!
